Pocos asedios han despertado en la Historia tanto interés como lo hizo el de Ostende, que se prolongó entre 1601 y 1604. Su trascendencia fue tal que obligó a España y a las Provincias Unidas a concentrar en torno a él durante más de tres años todos los medios humanos y materiales con que contaban.
A consecuencia de esta concentración de recursos sin parangón, el sitio de Ostende terminaría convirtiéndose en la operación militar más cruenta de toda la Guerra de Flandes, en lo que a pérdidas humanas y materiales se refiere. Fueron cerca de 100.000 los muertos sufridos entre sitiadores y sitiados, una cifra a la que no se aproxima ninguna gran batalla hasta el siglo XX. Esto se explica por su extrema duración y la intensidad que alcanzaron los combates en algunos momentos puntuales. Salidas por parte de la guarnición y asaltos masivos contra las defensas, provocaron un reguero interminable de bajas en ambos campos.
Hay que tener en cuenta que en la mayor parte de las operaciones poliorcéticas desarrolladas en los Países Bajos se optó por la estrategia de bloqueo, pero en el sitio de Ostende fueron tomados uno tras otro todos los sistemas defensivos que protegían la plaza hasta que a los defensores no les quedó donde esconderse. El complejo trazado amurallado que protegía la ciudad obligó a emplearse a fondo a los ingenieros sitiadores, produciéndose importantes avances en el campo de la guerra de asedio.
Aunque la Corte de Madrid consideró la captura de Ostende como uno de los éxitos militares más importantes de la guerra, la realidad sería otra muy diferente. El elevado tiempo consumido en las operaciones de sitio se plasmó en un coste económico que España difícilmente podía asumir. Al dinero gastado era necesario añadir el considerable número de bajas sufridas en combate, muchas de ellas entre sus mejores unidades. Fue tal el precio a pagar por la conquista de Ostende, que la Hacienda Real Española se vio forzada a declararse en quiebra el año 1607. En gran parte, la adopción de esta medida se debió a los desmesurados gastos derivados del asedio aquí narrado.