En una casita azotada por el viento de la costa de Maine, Wilder Harlow empieza a escribir el último libro de su vida. Narra la historia de un verano de su juventud y del asesino que acechaba en el pequeño pueblo de Nueva Inglaterra donde pasaba las vacaciones; la tragedia que le ha perseguido toda su vida y que le unió para siempre a sus amigos Nat y Harper de formas que entonces no podían imaginar.
Muchos años después Wilder regresa al pueblo para intentar relatar lo que ocurrió, pero, mientras escribe, se da cuenta de que los acontecimientos tienen un inquietante eco en el presente.
Una historia en la que la autora juega con supuestos e identidades, de una manera similar a La casa al final de Needless Street.