"El jardín de las delicias" es una novela satírica e irónica, escrita en primera persona desde la perspectiva inefable de un inadaptado que ve su plácida vida radicalmente alterada cuando desaparece misteriosamente su compañero de piso y decide emprender su búsqueda, para lo que deberá enfrentarse a sicarios extranjeros y a magnates de la política. Sus aventuras le conducirán desde los barrios más castizos de Madrid a las más recónditas montañas asturianas, y de vuelta otra vez a la capital.
A nuestro protagonista no le mueven el valor, la justicia, ni la amistad: inicia la búsqueda del amigo desaparecido simplemente para cobrarse el alquiler pendiente y poder así recobrar su estilo de vida anterior, por otro lado, lamentable e insulso. En sus pesquisas esquiva en ocasiones la muerte, mientras ve cómo sus perseguidores van cayendo víctimas de las circunstancias, casuales o intencionadas. Movido por su proverbial egoísmo, no duda en ayudarse de personajes singulares que conforman un mosaico variopinto de marginales y perdedores. Todos son utilizados en beneficio propio, algunos se convierten en víctimas colaterales de las intenciones del protagonista. Prostitutas, taberneros chinos, proxenetas, inmigrantes sin papeles, madames y hasta informáticos se ven de una u otra manera envueltos sin quererlo en las andanzas del peculiar antihéroe.
Con las diversas peripecias, el personaje va evolucionando, abandonando en parte su cobardía y pusilanimidad. Una historia en la que se critican de manera sutil —o no tan sutil— la dicotomía urbanita-rural, la corrupción política, el urbanismo desaforado, la estulticia de los medios de comunicación, las políticas en inmigración y las nuevas economías; entre otras muchas cosas.