Este libro, que es el segundo, no hubiese visto la luz sin el primero, que es su apoyo firme. Así lo podemos decir, con humildad pero con claridad, porque ni nosotros hemos encontrado fracturas en ese cimiento, ni nos han advertido de su existencia. Pues entendemos que, dichas como fueron cosas tan graves que atañían a leyes, reglamentos y normas de tanto calado en nuestra profesión y en otras muchas profesiones técnicas, si se hubiesen detectado fallas o puntos oscuros o, sencillamente, equivocados en nuestros argumentos, nos lo hubiesen advertido, para que, si fuese preciso, los corrigiéramos…”
Con esta mirada hacia atrás inicia el autor el presente volumen, para enseguida volver la vista al frente y mirar a la cara, de nuevo, al Código Técnico de la Edificación, y cuestionar la forma y el contenido del proyecto arquitectónico según su ANEJO I, analizando cada una de sus partes: (1) Planos, (2) Mediciones, (3) Memorias y (4) Pliego de Condiciones. Del análisis de lo que el proyecto es y de lo que debe ser, se pasa al de su visado, que solo podrá ser la garantía de su calidad y el instrumento de regeneración de la profesión y de la arquitectura, si es un visado triple: (1) normativo-legal, (2) técnico-pericial y (3) crítico, cuyo estudio iniciado en el anterior desarrolla en profundidad en este volumen, proponiendo sea realizado por equipos de visado compuestos de dos supervisores críticos, tres supervisores especialistas y un supervisor general… Con esta base se levanta la estructura del nuevo colegio, a la que se acoplaría perfectamente el visado doble de los colegios de aparejadores, quedando expedito el camino para el nacimiento del gran Colegio de Arquitectos y Aparejadores o CAA, que supondrá el fin de los eternos conflictos entre ambos profesionales, una vez clasificados los expedientes particulares y comunes según se ocupen del gran diseño o del pequeño diseño. Qué es y qué no es el diseño arquitectónico, entendido de manera total e integral, se explica con toda la claridad que la dificultad del asunto permite, y en ese contexto se analiza el enorme daño que la estructura porticada de hormigón y la planta libre han causado y causan a la arquitectura, con la ayuda de cinco poderes enemigos: económico, tecnológico, industrial, normativo-legal y cultural. El arquitecto combatiente necesita un impulso y una bandera, que no puede encontrarse sino en la ética: es la ocasión para estudiar los códigos deontológicos de los colegios, y determinar qué partes deben desecharse y cuáles son aprovechables para conformar el gran Código Ético de la Arquitectura, que será la corona del gran Colegio de todos… El lector, en definitiva, encontrará en estas páginas materia para la reflexión y también para la acción.