Sauerbruch Hutton es un despacho fundado por Matthias Sauerbruch y Louisa Hutton con sede en Berlín y también en Londres. Activos como firma independiente desde hace algo más de 20 años, han desarrollado un lenguaje propio caracterizado fundamentalmente por dos aspectos evidentes: las formas libres y sinuosas de algunos de sus edificios y un uso valiente y decidido del color.
Sin embargo, bajo estas características obvias, subyacen otras no menos importantes y de algún modo derivadas de las primeras. Nos referimos a su voluntad de crear lugar en cualquier situación, ya sea en un centro urbano o en una periferia industrial degradada. Sus edificios son gestos a escala urbana que resuelven el programa de necesidades definido por el cliente y establecen un diálogo con el lugar.
Asimismo cabe destacar su firme apuesta por un planteamiento arquitectónico basado en la sostenibilidad. Sauerbruch Hutton defienden y construyen una idea holística de lo sostenible, que incorpora tanto el placer estético y sensual que experimentan los usuarios de los edificios, como un análisis energético del proceso constructivo o sistemas energéticos pasivos y activos. En definitiva, la suya es una defensa de la sostenibilidad que actúa de forma decidida, sin artificio ni aparatosidad.
Los textos introductorios al inicio del volumen, firmados por Barry Bergdoll y Philip Ursprung, analizan todas estas cuestiones y nos proporcionan claves para entender y contextualizar la obra de Sauerbruch Hutton. Barry Berdoll (actualmente comisario jefe de arquitectura y diseño en el MoMA de Nueva York) nos ofrece una visión panorámica de su obra. Bergdoll traza un recorrido histórico que empieza con su famoso edificio GSW en Berlín (1991-1999), un icono de la acupuntura urbana, ubicado en el territorio recién configurado de la Alemania del Este, que sirvió como motor para revitalizar la zona. Su texto contextualiza la obra reciente de los arquitectos presentada a continuación en la revista.
Philip Ursprung, profesor de arte moderno y contemporáneo en la Universität Zürich, defiende en su ensayo el valor icónico de la obra de Sauerbruch Hutton, no como algo negativo sino todo lo contrario: la capacidad de los arquitectos de trabajar con lo que encuentran en el lugar, ya sea un centro urbano o una periferia degradada, y de revelar, mediante su intervención, características que de otro modo pasarían inadvertidas.
En la parte central de la revista se presentan obras y proyectos recientes que ilustran las características y ambiciones de la obra de Sauerbruch Hutton a diferentes escalas, desde proyectos urbanos a edificios universitarios o corporativos. Entre los primeros, publicamos el estudio para el barrio de Masséna Bruneseau (París), el plan urbano para la entrada a Tilburg (Países Bajos), una propuesta para la ciudad de Doha (Qatar) o un concurso de viviendas para una zona en pleno desarrollo en la ciudad de Helsinki que los arquitectos ganaron en 2009.
Entre los segundos, cabe destacar la Agencia Federal del Medio Ambiente (Dessau), edificio acabado en 2005 que hemos revisitado y refotografiado para mostrar su evolución. También el edificio para la Caja de Ahorros Municipal (Oberhausen), el edificio Jessop West para la Universidad de Sheffield, los edificios para oficinas junto al Rin en Colonia, recién acabados, o el edificio en altura para el KfW Bankengruppe (Fráncfort). El análisis energético sostenible en estas obras queda ilustrado mediante numerosos esquemas y detalles constructivos. Análogamente cabe resaltar el Museum Brandhorst, un museo para una colección particular inaugurado en 2009 y situado en la zona de los museos de Múnich, que destaca por su fachada y concepto espacial.
Por último, y coincidiendo con el vigésimo aniversario del estudio, Sauerbruch Hutton nos ofrecen en el apartado nexus una reflexión personal sobre la evolución de su práctica profesional y sus preocupaciones más relevantes, como son la sostenibilidad, el arte o la relación entre el mundo físico y el visual.