Prólogo de John Le Carré.
Kim Philby fue el más grande espía en la historia, un hombre brillante y encantador que encabezó la contrainteligencia británica contrala , Unión Soviétic durante el apogeo de la Guerra Fría a la vez que trabajaba en secreto para el enemigo. Nadie creía conocer mejor a Philby que Nicholas Elliott, su mejor amigo y compañe ro oficial del MI6. Los dos hombres habían ido a las mismas escuelas, pertenecían a los mismos clubes exclusivos, desarrollaron sus carreras en las labores de inteligencia en tiempo de guerra y largas noches de bebida y juerga. Parecía una locura pensar que Philby podría ser un espía comunista empeñado en subvertir los valores occidentales y el poder del mundo libre.Pero Philby estaba, secretamente, traicionando a su amigo. Cada palabra de Elliott fue transmitida a Moscú. También en América, Philby había hecho otro poderoso amigo: James Jesus Angleton, el astuto jefe dela CIA. Las revelaciones de Angleton y Elliott ayudaron a Philby a hundir casi cada operación importante del espionaje anglo-estadounidenses durante veinte años, provocando la pérdida de un sinnúmero de operativos. Incluso cuando la red de la sospecha lo fue cercando, y Philby concibió mayores mentiras para proteger su fachada, sus dos amigos nunca lo abandonaron, hasta que fue demasiado tarde.