Charles Darwin desempeñó un papel crucial a la hora de convertir la herencia en una cuestión científica y, sin embargo, fracasó estrepitosamente a la hora de responderla. El nacimiento de la genética, a principios del siglo XX, pareció hacer precisamente eso. Poco a poco la gente tradujo sus antiguas nociones sobre la herencia a un lenguaje de genes. A medida que la tecnología para el estudio de los genes se abarató, millones de personas pidieron pruebas genéticas para relacionarse con padres desaparecidos, con antepasados lejanos, con identidades étnicas... Pero, escribe Zimmer, "cada uno de nosotros es portador de una amalgama de fragmentos de ADN, cosidos a partir de algunos de nuestros muchos antepasados. Cada pieza tiene su propia ascendencia, recorriendo un camino diferente a través de la historia de la humanidad. Un fragmento concreto puede ser a veces motivo de preocupación, pero la mayor parte de nuestro ADN influye en lo que somos -nuestro aspecto, nuestra estatura, nuestras inclinaciones- de maneras inconcebiblemente sutiles". La herencia no se limita a los genes que pasan de padres a hijos. La herencia continúa dentro de nuestro propio cuerpo, ya que una sola célula da lugar a trillones de células que conforman nuestro cuerpo. Decimos que heredamos los genes de nuestros antepasados -utilizando una palabra que antaño se refería a reinos y haciendas-, pero heredamos otras cosas que importan tanto o más para nuestras vidas, desde los microbios hasta las tecnologías que utilizamos para hacer la vida más cómoda. Necesitamos una nueva definición de lo que es la herencia y, a través de la lúcida exposición y narración de Carl Zimmer, este resonante tour de force nos la proporciona.
Entrelazando investigaciones científicas históricas y actuales, su propia experiencia con sus dos hijas y el tipo de reportaje original que se espera de uno de los mejores periodistas científicos del mundo, Zimmer acaba por desentrañar los urgentes dilemas bioéticos que surgen de las nuevas tecnologías biomédicas, pero también las antiguas presunciones sobre quiénes somos realmente y qué podemos transmitir a las generaciones futuras.