En momentos extremos, algunos seres humanos sufren injusticias que los superan. En otros, son conducidos a situaciones de tal gravedad y opresión, que los privan enteramente de su libertad. Es en ese instante cuando, milagrosamente, algunos dan lo mejor de sí.
También en las cárceles nazis hubo gente que luchó para que no fuera conculcada por completo la dignidad humana. Su conducta y sus decisiones generosas testimonian la perenne necesidad de resistir delante de toda desesperanza, de restaurar en lo posible las numerosas injusticias y de abrir senderos hacia un futuro más humano.