En esta nueva novela António Lobo Antunes insiste en el tema de la disolución de la identidad. Y lo hace a través de la figura de un travesti visto desde la perspectiva de su hijo. Pero también es la historia de una familia que se disuelve. Sin embargo, no sólo son los personajes los que se transfiguran en otros revelando la fragilidad de sus perfiles, también se desdibujan los límites entre los seres humanos, los animales, las cosas. Como si el camino hacia la muerte se fuese gestando a través de ese caos de lo diferente en el que una llave, las flores, los perros adquieren condición de personajes. El título de la novela ilustra además la función de la escritura y una de las constantes del autor: todo se deshace, la sucesión de las cosas se interrumpe, da la impresión de que el propio texto «arde». Por un lado, el narrador intenta recuperar la memoria y a duras penas recoge, en medio del incendio de las palabras, fragmentos, formas huidizas. Por otro, la pregunta del título encierra una paradoja: cómo volver al fuego de la emoción primera cuando todo es presa de las llamas.