¿Qué haría un padre por proteger a su hijo? ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar? ¿Le espiaría?
¿Llegaría a mantenerle localizado permanente por el GPS de su móvil? Es lo que hacen Tia y Mike Baye, aunque vigilarle así no impedirá que Adam, su hijo de 16 años, desaparezca tras el suicidio de su mejor amigo. A su alrededor, los vecinos corren el riesgo de perder a su único hijo necesitado de un pulmón, una joven aparece brutalmente asesinada disfrazada de prostituta, una ejemplar madre de familia es secuestrada mientras hacía la compra... La inspectora jefe Loren Muse y el fiscal Paul Copeland, no encuentran el hilo del que tirar. Hasta que todo acabe por explotar.