Cuando, tras el fallecimiento de su padre, Romana emprende la búsqueda de su hermano desaparecido, no lo hace solo para resolver unos asuntos de herencia, sino para escapar del aleteo negro de un fantasma. La acompaña Said, un joven fascinado por las leyendas que envuelven a la familia, y que lucha también por liberarse de sus propios tormentos. Romana y Amador son los últimos Olano, y con ellos agoniza el secreto de un don extraordinario, un juego de niños transformado en milagro siniestro. Hace muchos años los dos hermanos juraron que no volverían hablar de aquello, y desde entonces Romana se ha dedicado a contar la vida de otras personas como escritora por encargo. Pero hay fuerzas que se niegan a permanecer quietas en la memoria.