De carbón y nieve cuenta la vida de una mujer berciana de origen humilde y gran belleza, Puri, Purificación Silva, extraordinariamente dotada por la Naturaleza para el arte de sobrevivir. Si fuera un ensayo, De carbón y nieve sería un canto darwinista: Puri parece conocer desde niña, pastora en las montañas de Ancares, los secretos de la adaptación a un medio duro, hostil, despiadado.
Una violación temprana, una familia desguazada como tantas en los años 50 de un país gris plomizo, clasista, machista, una sociedad local de pequeña burguesía y nuevos ricos para quienes —para ellos y para ellas— una chica guapa era una permanente invitación al pecado.
Puri emigra a París: allí conoce la cárcel, el amor, el éxito… y se diría —así lo quiere el autor— que en todo momento Purificación Silva conserva intacta su pureza, como una virgen local inmolada en los altares de la hipocresía. Una virgen de carbón y nieve.
Estando en su pueblo de Valdeprado y llevando las vacas a los pastos de la Reguera, que era uno de sus muchos trabajos, abusaron de ella tres mozos. Puri tenía entonces quince años. Lo hicieron los tres al alimón. Dos la sujetaban y el tercero obraba. Y así fueron pasando los tres por turno. Cuando acabaron su gloriosa faena le advirtieron que si se quejaba a alguien o contaba aquel encuentro con los tres, se atuviera a las consecuencias. Que le convenía guardar silencio y aguantarse, porque de lo contrario volverían. Algo peor se les podría ocurrir. Y Puri se calló.
Los vio alejarse por el camino arriba que sube a Anllares. Se movían balanceándose como si estuvieran borrachos. Uno cantaba aquello de “el vino que tiene Asunción”. Los estuvo mirando hasta que se perdieron en una curva. Entonces reaccionó. Se miró. Estaba medio desvestida. Habían tirado sus bragas al río, pero se quedaron enganchadas en las ramas de un avellano. Le entró una inmensa rabia, respiró hondo. No tenía contra qué explotar, pero no perdió los nervios. Lo que le había pasado, mejor que no hubiera pasado, pero ya no tenía remedio. La imagen de aquellos tres borrachos subiendo por el camino no se le olvidó nunca.
EL AUTOR
Eduardo Fra Molinero (Ponferrada, 1946). Estudia Filosofía y Letras en Oviedo y Santiago de Compostela, pero se licencia, por causas ajenas a su voluntad, en la Universidad Literaria de Valencia. Reside desde 1974 en Ferrol, donde ha sido profesor en el Instituto de Bachillerato “Concepción Arenal” y en la UNED.
Con la llegada de la democracia, formó parte del municipalismo progresista; de aquellas inquietudes conserva la sana costumbre de pensar y opinar con libertad , ya sea en sus habituales artículos de prensa o en obras literarias que mezclan la ficción con la realidad.
Obras en las que se percibe cierto aliento autobiográfico y una presencia constante de su tierra, El Bierzo, como El carnaval del filósofo o el libro de relatos El merendero de la señora Oliva; o la novela que el lector tiene en sus manos, De carbón y nieve.
Como autor teatral bilingüe, ha publicado Gurméndez en un café de Delft, Una historia de guerra y El sainete del diputado. En gallego ha publicado Lisístrata (adaptación), Irmandiñas, A batalla de Brión, O converso de Ribadavia, O parto de Calandrino y Venus na lareira.
Escribe por necesidad vital y, sobre todo, por placer.
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