A very remarkable people, the Zulu. They defeat our generals; they convert our bishops; they have settled the fate of a great European dynasty. (Un pueblo muy notable, el Zulú. Derrotan a nuestros generales; convierten a nuestros obispos; (y) sellan el destino de una gran dinastía europea). Benjamin Disraeli, primer ministro de Gran Bretaña, 1879.
En la historia militar hay pocos conflictos tan fascinantes como la guerra británica-zulú de 1879: para las fuerzas imperiales británicas y sus tropas auxiliares coloniales, la invasión del Reino Zulú se presagiaba breve y fácil, teniendo en cuenta la diferencia tecnológica entre las armas de fuego europeas de los invasores y la panoplia, basada sobre todo en armas blancas, de los guerreros zulúes.
Pero esta guerra asimétrica decimonónica no se desarrolló conforme a los planes del teniente general Frederic Thesiger, barón de Chelmsford, pues el 22 de enero de 1879 una columna británica fue sorprendida en su campamento bajo la colina de Isandlwana, rodeada y totalmente aniquilada por los guerreros del rey zulú.