En las páginas del Moreno del Lérez apreciamos una serie de valores que van más allá de la escopeta y de la caña: la descripción de escenarios naturales, una peculiar filosofía de vida y un lenguaje especial, ligado precisamente a los usos y costumbres del campo y de sus gentes. Este libro transcurre en una Galicia secreta, salvaje y remota. Una esquina de España en la que la vida ha sido siempre de una dureza especial y donde la supervivencia ha estado a veces por encima de la ley. El Moreno, pescador y cazador con aptitudes excepcionales, con gran conocimiento del medio y un inusual talento natural, bordea la marginalidad porque la sociedad de su tiempo no le ofreció mejor lugar. Esta condición extrema se refleja en su lenguaje, muchas veces tremendista y procaz, pero también lleno de gracia y de puntería verbal. La suya es un habla sin domesticar, propia de alguien que tuvo que arrancar con las manos desnudas sus presas a la naturaleza, dando lugar a lances de caza y de pesca que a menudo rayan en lo increíble.