INSTITUTO INTERNACIONAL DEL FRIO
El dióxido de carbono fue uno de los primeros compuestos utilizados para conseguir el enfriamiento en un ciclo de compresión de vapor. Era barato, disponible y bien conocido. En los comienzos de la competición entre tecnologías de refrigeración (1870-1890), aparecía en segundo lugar detrás del amoniaco. Cuando por alguna razón no se podía utilizar el amoniaco, se recurría al CO2, a pesar de no ser tan eficiente ni tan fácil de usar como el amoniaco.
En estos tiempos, también existían otros fluidos en competencia, tales como el éter etílico, chemogen y dióxido de azufre, que no se han vuelto a utilizar. Pero muchas ramas de la industria frigorífica se han beneficiado con la vuelta al dióxido de carbono, que como ya hemos dicho, es barato, está fácilmente disponible y nos resulta familiar. El CO2 perdió terreno en los años 1930, cuando los sistemas a base de amoniaco se consideraban más seguros y confiables. Y por otra parte, debido a la aparición de los fluorocarbonos, que eran baratos, seguros y fiables en los sistemas de refrigeración caseros y comerciales.
Fueron necesarios unos 30 años para que los sistemas a base de CO2 desaparecieran de la escena, pero después de otros 30 años (en los año 1990), aún habían unos pocos especialistas en refrigeración que recordaban su uso y su potencial para preservar la capa de ozono, en comparación con otros fluidos refrigerantes que provocaban su destrucción. Por todo lo anterior, el CO2 volvió al campo de la refrigeración, primero en sistemas para supermercados, y después en sistemas industriales de congelación, aire acondicionado para automóviles, calentadores de agua y cámaras frigoríficas. Más recientemente se está utilizando en centros de datos, autobuses, aire acondicionado de viviendas y oficinas, etc. El CO2 tiene propiedades muy poco frecuentes, que le han abierto las puertas a nuevos campos de aplicación. Este libro, realizado y avalado por el INSTITUTO INTERNACIONAL DEL FRÍO, trata de estimular y facilita la aplicación del CO2 en diversas áreas. Los técnicos, profesionales e ingenieros que quieran utilizar el dióxido de carbono en sistemas de refrigeración, conocerlo más a fondo, saber utilizarlos con las precauciones a tener en cuenta, encontrarán útil, práctico y esencial este libro tan esperado en el sector del frío, refrigeración, aire acondicionado e instalaciones afines. Esta obra tiene un gran valor junto con “El amoniaco como refrigerante” traducido y editado en español también por AMV Ediciones. En este libro sobre el dióxido de carbono se siguen las líneas maestras establecidas por el libro dedicado al amoniaco, pero con las características propias del dióxido de carbono como refrigerante, además se ha adaptado al mercado de habla hispana, se han añadido anexos de interés y se ha actualizado y revisado algún contenido de la versión original. Ambos refrigerantes, amoniaco y dióxido de carbono, han sido los que han “barrido” a los CFC y HCFC.