Puede decirse de estas diligencias lo que de los salones de pasos perdidos: en sí mismas no son nada, pero sin ellas quedaríamos atrapados en una gran estancia, sin saber adónde ir, desconcertados e indecisos. Las sucesivas entregas de esta obra tratan en general más de la vida que de la literatura, y aunque formen una novela, están menos relacionadas con la ficción que con realidad, gran paradoja.